CÓMO PREPARARSE PAR AFRONTAR EL CAMINO.

Si sueles realizar deporte, es aconsejable realizar rutas dos meses antes con el calzado y la mochila que vas a llevar. Si no, realiza un acondicionamiento progresivo los tres meses antes.

Los primeros quince días vete andando a los sitios, sube por las escaleras y realiza paseos por llano cuatro veces por semana durante al menos una hora. Los siguientes quince días continúa con esos paseos pero aumenta la duración y el desnivel. Acabarás el mes caminando 2 o 3 horas sin demasiado esfuerzo.

Durante el mes siguiente sigue realizando paseos largos y aprovecha el fin de semana para realizar rutas de senderismo de 2 o 3 horas con la mochila y las botas que vas a usar. No olvides calentar antes de comenzar y estirar al terminar.

El tercer mes debes empezar a realizar rutas más complicadas que incluyan subidas de unos 500 o 800 metros. ¡Después de esto ya estarás listo para emprender tu viaje!

CALZADO Y MOCHILA, LA CLAVE DE TU ÉXITO

Es importante hacer una buena elección de calzado y mochila, ya que son dos elementos que nos van a acompañar todo el viaje.

El calzado debe ser ligero, flexible y resistente. Nosotros aconsejamos zapatillas de trecking o calzado trail running que usan los corredores de montaña ya que tendremos que atravesar todo tipo de superficies. Asimismo se recomienda que sean impermeables para que nos calen cuando llueve.

Lo más importante es que su peso no supere el 10% del peso del que la transporta. La mochila debe tener costuras fuertes, las hombreras acolchadas, con refuerzo lumbar y correas ajustables para la cintura y el pecho. Debe contar con un sistema que permita su regulación según la altura de cada usuario. También es importante contar con una funda impermeable para protegerse de la lluvia.

CAMINA COMO UN VIEJO Y LLEGARÁS COMO UN JÓVEN.

Los primeros días se deben realizar etapas de no más de 20 km y a un ritmo no demasiado alto para evitar lesiones. Una vez acostumbrado el cuerpo podremos ir subiendo el ritmo y la duración de las etapas. Un ritmo aconsejable es el del recorrer una media de 25 km por etapa.

Además hay que recordar estirar bien los tendones y músculos al finalizar la etapa para evitar lesiones.

FUNDAMENTAL PARA NO DESFALLECER.

Una de las claves es comer y beber cada 60 o 90 minutos. Si hace mucho calor deberemos beber más a menudo.

Es muy importante ingerir hidratos de carbono que se convertirán de una manera lenta en energía para permitirnos afrontar la etapa, y comer en pequeñas cantidades para poder seguir con nuestro camino inmediatamente después.

La comida fuerte la deberemos realizar una vez terminada la etapa.